San José centró su vida Dios, en la oración y el silencio
San José centró su vida en la oración y el silencio. Meditó la Palabra de Dios todos los días con humildad, sin buscar lugares de honor para sí mismo. Vivía satisfecho de estar oculto. Por la humildad y pureza de su corazón, fue capaz de ver la pureza y la santidad de María. Cuando supo que María estaba embarazada, Él, por su humildad, entró en lo escondido de su corazón y trató de conocer la voluntad de Dios. Esto es lo que hace a un hombre grande: buscar la voluntad de Dios en todas las cosas. Mi poder y fuerza se manifestaron en su docilidad y ternura de corazón. Cuando los hombres se aparten de sus tendencias humanas de controlar y confíen plenamente en Mí, comenzarán a poseer el verdadero poder de Dios. San José acogió a María como la Madre de Dios y humildemente creyó. Abrazó la misión de Dios revelada y contenida en María, la más humild —19/3/11, Camino Sencillo #22 p. 74.