Juan 3: 1-15
" El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios". (3: 3)
" El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios". (3: 5)
Ver y entrar en el Reino de Dios es nuestro mayor deseo. Oramos todos los días: "¡Venga Tu Reino!" Pero, como Nicodemo, dudamos de que podamos lograrlo, dado nuestro quebranto y pecados. Lo hemos intentado durante años solo para encontrarnos frustrados y desilusionados.
Jesús nos dice que entramos en el Reino naciendo de nuevo de agua y Espíritu. Pero hemos sido bautizados, confirmados, ordenados… y todavía parece que no experimentamos la nueva vida prometida. Los sacramentos son esenciales, pero obviamente se necesita algo más. A través de ellos recibimos el Espíritu Santo, pero ahora debemos permitir que una chispa de Su gracia libere todo ese poder.
Aprendemos de los santos que también tuvieron sus pruebas, lucharon y experimentaron sufrieron derrotas. Cuando sus esfuerzos humanos se agotaron, incluso el arduo trabajo bien intencionado por el bien del Reino, que finalmente se abandonaron a Dios de una manera que antes no podían hacer. Dios permite las sacudidas para propiciar la gracia de Espíritu Santo.
Ustedes han tenido grandes pruebas y es posible que se sientan derrotados. En ese caso, están en buena compañía. San Ignacio de Loyola tenía sueños nobles, pero sus planes estaban arraigados en su ego, al igual que nos ocurre a nosotros. Dios lo bendice con una gran "sacudida" y los sueños de su vida se hacen añicos. Al principio, reaccionó con ira, culpa, resentimiento y autocompasión, pero finalmente, a través de la gracia de Dios, abre su corazón para que el Espíritu de Dios encienda su fuego dentro de él. Surge una nueva visión, una nueva dirección en la vida. Las gracias de sus sacramentos comienzan a manifestarse de una manera nueva y poderosa. Él “nace de nuevo”. Sus Ejercicios Espirituales, que todos ustedes conocen bien, son su experiencia del proceso de morir a sí mismo y resucitar a una nueva vida en el Espíritu Santo que lo transforma en una nueva creación en Cristo. Sus ejercicios espirituales no son una técnica. San Ignacio creía que el Espíritu guía el proceso y debemos estar atentos para escuchar y dejar ir nuestras expectativas y control. Es un camino de fe para nacer de nuevo y recibir las primicias de ver y entrar en el Reino.
Canción - Soldado Herido (letra al final del texto)
La clave de la santidad es confiar en el Señor mientras Él permite que nuestra propia crisis en la vida nos sacuda. Otro ejemplo de esta gracia es San Alfonso Rodríguez. Se siente inconsolable cuando su esposa y sus tres hijos muren. Luego perdió su negocio y se vio como un fracasado. El viudo pasó años tristes y solitarios en oración sin saber qué bien podría salir de su vida. Pero Dios usó su crisis para atraer a Alfonso a una relación íntima con Él. Luego quiso entregarse a Dios como jesuita, pero fue rechazado debido a su mala salud y escasa formación. Pasó dos años buscando la educación necesaria para ser sacerdote, pero nuevamente los padres que lo examinaron llegaron a una conclusión negativa. Finalmente, el provincial reconoció su santidad y le dio permiso para ingresar a la Compañía de Jesús como hermano. ¿Logró finalmente realizarse en una posición influyente? No. Vivió el resto de su vida como el humilde portero de una escuela. Cuando San Alfonso se abandonó a sí mismo para aceptar la voluntad de Dios, su trabajo diario, aparentemente monótono y tedioso, dio la mayor gloria a Dios. Alfonso veía a todos los que llamaban a la puerta como al Señor mismo. Al dejar de lado sus expectativas, permitió que el Señor lo transformara de acuerdo con el deseo de Dios para su vida. Se convirtió en un santo que influyó en la vocación de San Pedro Claver y otros. Dios permitió que San Alfonso fuera conocido para que nosotros descubramos el valor de las pruebas y de la vida oculta que todos vivimos, pero que muchas veces rechazamos porque nuestros egos desean la grandeza según nuestras propias normas. Según los designios de Dios, la vida oculta es el camino hacia la santidad y la grandeza.
Persevera en lo cotidiano, Camino Sencillo, p.154 #44.
Es en la vida más ordinaria y oculta que un alma encuentra el rostro de Dios. Yo me disfrazo de lo que el mundo ve como tedioso. Por eso todas las Madres de la Cruz han comenzado a encontrarme limpiando, cocinando, lavando ropa, amamantando…
Texto de la canción
SOLDADO HERIDO
Música y letra: Maria Hickein
Te doy Señor toda mi necedad, mi no saber, mi no poder,
mi no buscar,
Pongo a Tus pies mi absurda obstinación de desconfiar
de Tu bondad y de Tu amor.
Dame hoy las gracias que tanto he rechazado
Por saberme indigno, por no haberte amado.
Sé que el AMOR cubre multitud de pecados
Y como pecador vengo ante Ti Señor, para ser perdonado,
¡perdonado!
Te doy Señor mi rabia y mi dolor, mi no entender,
mi padecer, mi frustración.
Pongo a Tus pies mi orgullo y vanidad,
Entra en mi pobre corazón, ven a sanar
Tantas heridas que esconde mi pasado,
Tantos sufrimientos que no he procesado...
Soldado herido que regresa cansado...
Te doy mi voluntad, me dejo conquistar, me dejo ser
amado, ¡amado!
Te doy Señor, mi miedo a fracasar
A ser un barco sin timón, a naufragar.
Pongo a Tus pies mis dudas, mi razón,
Todo el temor que apaga el fuego de Tu amor.
Han sido muchos los años que he pasado
Como un mercenario que sirve a un tirano.
Como Tomás pongo hoy mi mano en Tu costado...
El Espíritu Santo es el regalo de Dios para nosotros de Su Corazón traspasado en la Cruz, donde colgó como un fracaso total a los ojos del mundo. El Espíritu Santo es nuestro Compañero divino más cercano. Él es nuestro guía, maestro, director espiritual, amigo, ayuda, luz… Él es el Transformador. Él es el que nos consume en su fuego de amor, produciendo nuestra muerte en Cristo crucificado para que luego podamos resucitar con Cristo como una nueva creación.
Mientras nos aferremos a nuestras propias expectativas sobre lo que constituye nuestro éxito, nuestro ser útiles, incluso nuestra santidad, estamos bloqueando al Espíritu.
Piensa en tu vida como si fuese una vela. Hasta que se enciende la mecha es inútil, su propósito no ha comenzado. Cuando “reavives el don de Dios que hay en ti” (2 Tim 1,6), se prende el fuego del el Espíritu Santo. Él comienza a consumirnos como una vela ante el Santísimo Sacramento. El Espíritu Santo derrite nuestro orgullo, amor propio, vanidad, deseos, planes, expectativas, control y apegos hasta que nuestro ego se derrite. Ya no vivimos nosotros sino que Cristo vive a través de nosotros, con nosotros y en nosotros. El Espíritu Santo nos transforma en hostias vivas y el Reino Eucarístico de Cristo triunfa en nosotros y por nosotros. Este es el gran don del Espíritu Santo.
Tu crisis, prueba, agotamiento, sacudida, como quieras llamarlo, es una BENDICIÓN.
Un sacerdote puede sentirse tentado a pensar que su grandeza se mide por sus habilidades como homilista, administrador, consejero, sanador…. que, para nacer de nuevo, para ser un gran sacerdote, debe cumplir las expectativas de sus superiores, o más a menudo, sus propias expectativas desordenadas. Sin embargo, Dios nos llama a un tipo de éxito que no es reconocido por el mundo, abrazando humildemente nuestra miseria, nuestro quebranto, aceptando humildemente nuestras limitaciones.
Santa Faustina creía que le estaba ofreciendo todo a Jesús cuando le dijo:
1318. Oh Jesús mío, para agradecerte por tantas gracias, te ofrezco el alma y el cuerpo, el intelecto y la voluntad y todos los sentimientos de mi corazón. Con los votos me he entregado toda a Ti, ya no tengo nada más que podría ofrecerte. Jesús me dijo: Hija Mía, no Me has ofrecido lo que es realmente tuyo. Pregunté: Jesús, dímelo y Te lo daré inmediatamente con generosidad del corazón. Jesús me dijo amablemente: Hija, dame tu miseria porque es tu propiedad exclusiva.
Quizás eso sea lo más difícil de entregarle al Señor. Sin embargo, el Señor nos ama tal como somos. Él conoce nuestros quebrantos y nos hará santos mediante nuestra entrega confiada.
Recibir el don del Espíritu Santo es permitirle completar esta obra de redención en nosotros sin resistencia mientras la vela se deja consumir por el fuego.
"¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo". Hechos 7:51
El Espíritu Santo, todo lo consume, todo lo transforma, en Amor,
Mensaje del 16/02/12
Yo soy la luz de Dios. El Fuego en la zarza ardiente que vio Moisés era el Fuego del Espíritu de Dios, la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Es Mi Fuego de Amor que todo lo consume y atrae a todos a la unión con el Padre a través del Hijo. La mirada de Jesús es Mi Luz que penetra tu corazón y tu ser. Las Palabras de Jesús son Mi Fuego que los consume en Amor y los bendice con sabiduría, entendimiento, conocimiento y temor del Señor. Yo soy el aliento del Hijo, por eso sopló sobre Sus apóstoles Mi vida. Soy el Fuego del Amor en el Sagrado Corazón de Jesús. Yo soy el Amor del Padre y del Hijo. Yo, el Espíritu Santo, todo lo consumo, todo lo transformo, en Amor ... Soy Yo Quien prende fuego a cada partícula de tu ser en el Amor del Padre y del Hijo...
Soy Yo, consumido en el Hijo como UNO con el Padre y el Hijo, quien mueve al Hijo a entregar Su vida por Amor. Soy Yo quien te mueve a entregar tu vida como UNO con el Hijo. Permanece en Mí como yo deseo permanecer en ti. Permíteme, como María, consumirte. No me pongas resistencia.
Vivir totalmente dócil al Espíritu Santo sin resistencia es aceptar todo, lo bueno y lo que percibimos como malo, con total abandono y confianza, creyendo en el amor de Dios por nosotros expresado en su pasión y cruz.
Fe perfeccionada —Diario de una MDC. Camino Sencillo p 310 #115.
Tu fe se perfecciona en el sufrimiento y en las pruebas. La fe perfeccionada es el completo abandono a la voluntad de Mi Padre en todas las cosas por medio de tu unión Conmigo. Por lo tanto, tu crecimiento en la fe depende del abandono de tu voluntad a Mí y también de que conozcas Mi amor perfecto por ti.
El irte desprendiendo de las capas de apegos a tu voluntad, que es el amor propio, tiene lugar cuando empiezas a confiar en Mi amor por ti. Es por eso que sufrir todas tus penas Conmigo es tan beneficioso para tu alma, porque en ese proceso tocas las heridas abiertas de Mi amor por ti. Esto perfecciona tu alma rápidamente en el abandono y en la confianza hasta que llegas a experimentar todo, lo bueno y lo que percibes como malo, como un regalo de Mi amor por ti.
Es el don de saber con tu mente, corazón y alma, que el amor de Dios solo desea hacer de ti la nueva creación que, desde el principio de los tiempos, Él quiso que fueras, una creación a imagen y semejanza de Dios —santos hijos e hijas del Altísimo. Por eso vine a la tierra: para liberarte de la esclavitud del pecado, para hacer de ti una nueva creación y atraerte a la UNIDAD de la Santísima Trinidad para experimentar la santa felicidad por toda la eternidad. ¿Qué amor hay mayor que este? (14/12/11)
Canción - Cristo Roto
CRISTO ROTO
Texto y música de Maria Hickein
Soy el Cristo roto, mutilado por el pecado...
¿Quién Me quiere consolar?
Todo flagelado, desfigurado, tan maltratado...
¿Quién Me viene a acompañar?
Como un mendigo implorando compasión...
Soy ese amigo que te dio Su corazón...
Soy el Cristo roto, olvidado, tan despreciado...
¿Quién Me quiere ir a buscar?
Vivo encadenado, amordazado, encarcelado...
¿Quién Me pone en libertad?
Muero de frío por no hallar un corazón
que busque al Mío y Me abrigue con su amor...
Soy tu Cristo roto, rechazado,
fui traicionado con un beso sin amor
Soy tu Cristo herido, humillado, abandonado,
¿Quién repara esta traición?
Busco al amigo con quien compartir Mi sed
y que Conmigo se crucifique también...
Otro Cristo roto...