Esta reflexión nos lleva a entrar en la profunda tristeza y "lágrimas" que el Señor derrama, no solo por toda la humanidad, sino por "yo" personalmente. Nos invita a recibir Sus lágrimas como un regalo que nos llevará a un arrepentimiento puro y sincero por nuestros pecados. Él nos ruega que permanezcamos con Él, que recojamos Sus lágrimas y las presentemos como UNO al Padre, para nuestra salvación y la del mundo entero.
top of page
bottom of page