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Foto del escritorFr. Jordi Rivero

Ternura en misericordia


La Luz de Jesucristo es el Amor que Sufre Todo. – Mensaje del Señor a AC, # 88, Camino p. 243.

Jesús, en el primer párrafo, explica lo que significa la "luz de Jesucristo". Él nos explica cómo nos ama:

  • Solo el amor irradia la luz de Dios, porque Su luz es amor. La luz de Jesucristo es amor que sufre por todos y con todos. El amor en el dolor y la tristeza; Amor que entra en el quebranto de la humanidad y lo recibe en Sí mismo, para sanarnos y restaurarnos en Dios. El Amor que recibe nuestras heridas y las lleva sobre Su cuerpo para sanarnos con el bálsamo de Su ternura con misericordia. Esta es la Luz del mundo. Esto es Amor, el Verbo Encarnado.

​Podemos concluir que la Luz del mundo es el Amor - Jesucristo. Él nos ama sufriendo por cada uno de nosotros y con cada uno de nosotros. Es un amor que está dispuesto a permanecer en el dolor y las penas. Es un amor que entra en cada uno de nosotros y recibe nuestras heridas y quebrantos sobre Su carne y nos sana con Su TIERNA MISERICORDIA.

En la segunda parte de esta enseñanza, Jesús nos explica cómo nos CONVERTIMOS en Su Luz para el mundo. Debemos amar como Él lo hace, solo de esta manera somos verdaderamente Sus seguidores, porque Él vino a mostrarnos El Camino - ¡Él es El Camino!

  • Recibe Mis llagas, el pecado, el quebranto y la opresión de tus hermanos, para que puedas irradiar Mi luz en la oscuridad. Esto es amor. El amor del mundo es egoísta y egocéntrico, pero el amor de Dios es abnegado. #88

​Filipenses 2,1-11

Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, 2 les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. 3 No hagan nada por rivalidad o vanagloria, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. 4 Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás. 5 Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús. 6 Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: 7 al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, 8 se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. 9 Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, 10 para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, 11 y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor».

La única manera en que podemos tener el mismo amor y ser de una mente que cada uno adquiera la misma mente (actitud) de Cristo Jesús. San Pablo es muy específico sobre la mente de Cristo:

1. “Se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor” - Él viene a sufrir por todos y con todos. Como siervo, Él recibe nuestras heridas en Su Cuerpo y Él nos da Su ternura en misericordia.

2. “Se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte en una cruz”. "Aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer." (Hebreos 5: 8). La verdadera humildad nos lleva, como Jesús, a aceptar el sufrimiento, porque SOLO de esta manera podemos aceptar la Voluntad de Dios y seguir a Cristo a la Cruz.

El Señor, a través del Camino Sencillo, nos pide una cosa: "Súfrelo todo Conmigo", "Lloren conmigo". Él no nos pide que resolvamos los problemas de todos ni que cambiemos a nadie, sino solamente permanecer con Él sufriendo con Él. Sin embargo, esta única súplica tan sencilla - la sed del Corazón de Dios- se vuelve tan difícil para nosotros. ¿Por qué? Porque ser transformados en Amor requiere que no sólo suframos con Jesús, sino que elijamos amar con "TERNURA EN MISERICORDIA", porque podríamos sufrir sin amor tal como sufren muchos, ¡pero Cristo tiene sed de VÍCTIMAS DE AMOR!

¿Qué significa amar con la ternura de Dios en misericordia?

"Si alguno quiere venir en pos de Mí, que se niegue a sí mismo, tome cada día su cruz y Me siga" (Lucas 9:23).

1–. Primero, debo negarme a mi mismo y hacer lo que me es más difícil.

Negarme y no actuar con resentimiento, ira, frustración, desaliento ...

Negarme mis deseos de escapar, de retirarse, de absorberme en la televisión, el alcohol, el trabajo, en mis equipos electrónicos, en los medios de comunicación social u otras distracciones...

Negar las pasiones de mi carne - chismes, promiscuidad, impurezas, habladuría, ir de compras, el poder, la riqueza, el prestigio,

Negarnos a nosotros mismos = vaciar nuestro ego.

2–. Debo, como Jesús, humillarme, convirtiéndome en el siervo de las personas más difícil de amar. Debo elegir servirles con "ternura en la misericordia". Como Jesús, recibo en mi corazón sus heridas y quebrantos, y, a través de las facultades de mis manos, mi mirada y mis palabras, derramo el amor de Cristo sobre ellos.


Ternura, –El Camino, p.289.

"Cuando estábamos en tinieblas y en sombras de muerte, Dios reveló Su entrañable misericordia. La Palabra vino a nosotros en carne humana, Su toque y Su mirada revelan la ternura de Dios, que Él no nos negó a causa de nuestros pecados".

​Yo le causo sufrimiento a Cristo por causa de mis pecados, pero Él elige amarme con Su ternura en misericordia. Jesús se deleita en nuestro arrepentimiento, pero detesta nuestro orgullo y duplicidad (hipocresía). Sin embargo, aún en nuestro orgullo, Él aún elige amarnos en ternura esperando pacientemente nuestra transformación en amor.

El Camino, p. 290

¿Quién sigue siendo tierno mientras le tratan con ofensas y rechazos?


El Camino, p. 292

La ternura tiene el poder de derretir los corazones más endurecidos y orgullosos. Al recibir el amor de Dios en nuestros corazones, nuestra identidad como hijos e hijas amados se restaura. La ternura de Dios sana, la caricia de Dios desinfecta y limpia nuestras heridas, la ternura de Dios trae paz, serenidad y descanso a los afligidos, a los cansados y a los sedientos de amor.

# 106, Camino pág. 294

Tienen que elegir amar a los más difíciles de amar. Siempre deben elegir el amor, la paciencia y la ternura y nunca ceder a la ira y al resentimiento.

El Señor ordena a Sus discípulos: "Tomad vuestra cruz CADA DÍA"

• Estas palabras de Jesús siguen siendo abstractas para nosotros hasta que elegimos amar a los más difíciles de amar y en las situaciones más difíciles de nuestras vidas.

• La cruz se vive diariamente a través de las continuas espinas y traspasos que recibimos de los hombres, mujeres y niños heridos, rotos y oprimidos en nuestras vidas, y que nos infligimos nosotros mismos.

Estas situaciones y personas difíciles SON LA VOLUNTAD DE DIOS en nuestras vidas. Son la gracia de Dios para transformarnos en Sus hostias vivas - AMOR, y los medios para participar en la redención de las almas.

• Ejemplo: una hermana me dice: "Ya no voy a hablar más; he intentado hablar durante años y nada ha cambiado".

Esta es una oportunidad para DESPERTAR, para entrar en la VERDAD - no tengo la capacidad de cambiar a nadie, y todos esos años de intentarlo, incluso con las mejores intenciones, estaban arraigados en mi control, mi orgullo, mis planes, mis sueños, mis expectativas, todo en el "yo". Este momento de conciencia puede llevarnos a escoger entre dos caminos:

1) Vivir con gran resentimiento, amargura, ira, dolor, miedos ... lo cual conduce al aislamiento, a la separación y división.

2) Entregarnos a la VOLUNTAD DE DIOS eligiendo aceptar estas almas como son - mi "Cristo Roto". Elegir diariamente llevar mi Cruz CON Cristo en Su ternura en misericordia, creyendo que esto trae la misericordia de Abba sobre la humanidad.


Del libro, Caminando por valles oscuros, Sabiduría aprendida por un sacerdote en el Gulag:1

"Solo la fe me permitía ver a Dios presente en toda circunstancia; solo la fe me permitía penetrar en el misterio de su gracia salvífica, no cuestionándolo, sino cooperando plenamente con él tal y como Dios pedía. Era entonces cuando, en distinta medida y con distintos grados de éxito, los atisbos de su providencia gobernándolo todo despejaban las dudas y los temores que se hallaban siempre a las puertas de la mente. Por el método de ensayo y error aprendí que, si quería conservar mi paz y mi alegría interiores, debía recurrir constantemente a la oración, a los ojos de la fe, a una humildad que me permitiera darme cuenta de lo poco que importaban mis esfuerzos y de lo mucho que dependía de la gracia de Dios incluso en la oración y para mi propia fe. Nada de esto ocurrió fácilmente, porque yo no era un espíritu desprovisto de cuerpo. El hambre me distraía, los interrogatorios me ofuscaban, el dolor de cada una de mis articulaciones gastadas por un largo día ártico de trabajo agotador me dejaban totalmente extenuado y abatido. Es mucho más fácil ver el papel redentor del dolor y el sufrimiento en el plan divino cuando no se están padeciendo. Pero fue solo luchando contra esos sentimientos como llegó el crecimiento. Cada victoria sobre el desaliento aumentaba el coraje del espíritu; cada éxito –por efímero que fuese– a la hora de descubrir la mano de Dios detrás de todo hacía más fácil recuperar el sentido de sus fines en un nuevo día de trabajo aparentemente carente de sentido, penoso y lleno de sufrimiento. Día tras día, aprendí a experimentar en una u otra medida el poder de Dios manifestado en el misterio de la Pasión. El sufrimiento y el dolor iban incluidos en el sacrificio de la Pasión necesario para salvar a las almas."

3. Yo, como uno con Cristo crucificado, soy OBEDIENTE y permanezco en la cruz siendo uno con Jesús en Su sacrificio de amor.

Elijo vivir en el GEMIDO SILENCIOSO de Jesús en la Eucaristía.


El Señor nos dice: "Te necesito", –# 109. p. 301

Mi alma llora sin cesar. Mi copa se desborda con Mis lágrimas. Mis queridos hijos se están perdiendo para toda la eternidad. Como una madre se lamenta por su hijo muerto, yo lloro por mis hijos muertos, muertos en el pecado. Les necesito, Mi remanente fiel, para salvarlos del engaño de Satanás. Les necesito, Mi remanente santo, para sufrir y llorar Conmigo, para que la misericordia de Dios, nuestro Padre, pueda salvarlos. Ustedes son Mi Cuerpo. Mis ojos han de traspasar la oscuridad por medio de sus ojos. Mis manos han de sanar a las multitudes por medio de sus manos. Mis pies han de ir hasta los confines del mundo proclamando Mi mensaje de amor y misericordia por medio de ustedes. Mis palabras de vida eterna han de ser proclamadas por los labios de ustedes.

El fuego de Mi Sagrado Corazón ha de extenderse por medio de los corazones de ustedes, consumidos en Mí en el fuego apasionado del amor. Levanta, pequeña Mía, a Mis víctimas de amor para que comience la Nueva Evangelización.

Debo recordar a menudo, cómo en mi orgullo, el Señor eligió continuar amándome esperando por mí pacientemente para responder a Sus infinitos actos de amor tierno. Él sufrió, y continúa sufriendo mi quebranto, porque no he sido aún completamente recreado en Amor. Él clama por mí, oculto y silencioso ante el trono de Abba, obteniendo gracias de conversión y transformación para mí, pero solo me permite sentir Su tierna sonrisa, escuchar Sus alentadoras palabras de amor y apoyo y sentir Sus caricias. Nunca he sentido que Jesús me rechace por mi quebrantamiento. Nunca he sentido que Jesús se alejara de mí, ni se diera por vencido conmigo.

Así es como debo vivir como Su esposa - Su víctima de amor. Oculta y silenciosa en lo profundo de mi corazón, vivo llorando y sufriendo el quebrantamiento de las almas que se me dan, pero debo contemplar a cada una de ellas con la tierna sonrisa de Cristo, acariciarlos con la dulzura del toque de Cristo y hablar con ellos palabras de aliento, apoyo y verdad y solo dar autoconocimiento si sus corazones están abiertos a recibirlo.

¡El TRABAJO DIARIO de cada MDC y MC debe ser PERMANECER abrazado a nuestro amor crucificado en su llanto SILENTE por las almas y dar toda su ternura en misericordia!


1-Versión española del libro: He leadeth Me, por Walter J. Ciszek Sj.

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